Un término que proviene, aunque no lo creas, de un jamón. Es un negocio millonario. Casos curiosos: uno de los spammers más famosos ahora es DJ; un hombre fue internado por culpa del correo chatarra; y el spam también fue protagonista de la Boda Real.

Cualquier persona en el mundo que haya utilizado alguna vez una cuenta de correo electrónico sabe a qué se hace referencia cuando se habla de spam, una actividad que mantiene plena vigencia y que lejos de desvanecerse ha sabido adaptarse a nuevas plataformas, como las súper vigentes redes sociales y los muy utilizados teléfonos móviles, e incluso tomar envión gracias a los aconteceres de la época. ¿Qué mejor que esconderse en una temática que está en boca de todos?

El botón que sirve de ejemplo es la reciente Boda Real celebrada en tierras británicas que tuvo como protagonistas al príncipe William y a Kate Middleton. La firma Symantec afirmó que las noticias acerca del evento fueron utilizadas por ciberciminales para enviar campañas de spam a través de sitios web falsos. La compañía especializada en seguridad informática informó al menos quinientas páginas de este tipo con enlaces a sitios perniciosos.

A pesar de su difusión no muchos conocen el verdadero el origen del término, de veras curioso. La palabra spam nace como una abreviatura de Spiced Ham, embutido elaborado por Hormel Foods, una empresa de alimentos fundada en el año 1957. La historia cuenta que durante la Segunda Guerra Mundial la firma fue la encargada de abastecer a los soldados británicos y soviéticos con este alimento envasado en latas de conserva. Más tarde, el grupo de humoristas Monty Phyton montó sobre ello una sátira haciendo referencia a un producto con dos características sobresalientes, que además comparte con el correo basura: ambos son abundantes y nadie los quiere.

Estos mensajes multidireccionales y de ánimo mayormente publicitario siguen siendo parte de un negocio millonario incluso cuando se sabe que reciben pocas respuestas de los usuarios. ¿Tu has respondido alguna vez uno de estos correos? Según un estudio de la Universidad de Berkeley, solamente uno de cada 12 millones y medio de correos basura es respondido. El resultado de este informe sentó bases en un envío masivo a 350 millones de destinatarios, de los cuales sólo se recibieron veintiocho contestaciones.

Ahora bien; el spam no agota su naturaleza en el deseo de publicitar un producto o servicio. Existen también correos no deseados capaces de infectar los equipos desde los cuales se accede a ellos, e incluso técnicas mediante las cuales se emprenden acciones fraudulentas como el robo de informaciones privadas con valor en el mercado negro. De hecho, además de los esfuerzos de la tecnología para detenerlo mediante filtros y softwares especiales, el spam es considerado un delito en muchos países del mundo donde se han promulgado leyes que castigan esta práctica, lucha en la cual también se han enrolado organizaciones de activistas anti-spam.

El correo chatarra también posee su faceta curiosa (y, por qué no, algo bizarra). Dos casos dan cuenta de esta afirmación: El primero tiene como protagonista al señor Sanford Wallace, uno de los mayores spammers de la historia, que se ha retirado de la actividad y ahora es conocido como DJ MasterWeb en un local nocturno ubicado en New Hampshire. Quince años atrás Wallace envió 25 millones de mensajes basura desde sitios dedicados a la pornografía y su red era la responsable del 80 por ciento del spam que circulaba en aquellos años. ?En lugar de ganar dinero al lado de un puñado de computadoras, ahora lo hago cerca de un puñado de mujeres hermosas?, dijo Wallace a la publicación Wired.

Otro de los casos hace referencia a una noticia reciente que narra la historia de un ciudadano de Nueva York afectado por estos envíos. Según se informó en los medios mundiales esta persona fue internado en el psiquiátrico Greystone Park a causa del volúmen de correo basura que recibía a diario en su casilla de correo y en sus perfiles sociales. El hombre aseguró que solía pasar largas horas revisando estos envíos, obsesión que lo llevó a buscar la dirección real de los remitentes. Según trascendió, este usuario dio con el paradero de más de veinte spammers y se dirigió a sus hogares para cortar los cables de conexión a Internet y que de tal modo no puedan continuar con su actividad. El hombre fue detenido e internado en el hospicio antes mencionado con diagnóstico de trastorno mental.

Negocio millonario, derivado de un embutido de otro siglo, híper presente en nuestros entornos, aprovechándose de los aconteceres que hacen hablar al mundo, ilegal e incluso con tintes curiosos; lo cierto es que el spam, a todos, nos vuelve locos.